Claudia Estrada, ganadora de la X edición ¡ya está de vuelta! Sus impresiones sobre su viaje a México.
28/11/2019
La ganadora de la X edición por su clipmetraje ¿Cómo fue tu vida, abuela? recorrió Chiapas durante su viaje.
La población de Chiapas es mayoritariamente indígena, de la etnia linguística Tseltal-maya, y es la región con mayor biodiversidad en el país, sin embargo, después de Guerrero, es la segunda con mayores índices de desnutrición y pobreza.
Tuxtla, capital de Chiapas.
En Tuxtla, capital de Chiapas, pudimos asistir, gracias a la generosidad y el apoyo de la Red de Familias Víctimas de Feminicidio, al primer Encuentro de Familias celebrado el 31 de octubre.
Comunidad de Francisco León (Chiapas).
Estamos a orillas del río Usumacinta que separa Guatemala de México, por donde miles de migrantes cruzan cada año para llegar hasta el norte del país o los Estados Unidos. En las comunidades mexicanas por donde pasan, hay traficantes de personas que se nutren de los controles de migración y policiales para extorsionar a los migrantes, violarles, robarles y vulnerar sus derechos más fundamentales. Manos Unidas apoya al CEPIFI, Centro de Formación Integral para Promotores Indígenas, en su objetivo de seguir fortaleciendo, formando y sensibilizando a las comunidades de la zona para que sigan dando su apoyo a los migrantes.
Chilón y Sitalá. Zona norte de Chiapas.
En los Municipios de Chilón y Sitalá conocimos el trabajo de la Asociación Civil (CEDIAC), Centro de Derechos Indígenas, que promueve el desarrollo comunitario, los derechos humanos indígenas y el rescate de su cultura.
Los ámbitos laborales, educativos o de participación organizativa están muy restringidos para las mujeres tzeltales pues traspasan lo que se considera como propio de la mujer: la labor doméstica y maternal. La violencia en el hogar, reflejo del machismo imperante, también es muy frecuente y la sufren tanto las madres como sus hijos e hijas.
Palabras de Claudia:
“Después de volver de México no he sabido explicar la experiencia a la gente que me preguntaba. No he encontrado las palabras exactas para transmitir todo lo vivido y sentido.
Me llevo los testimonios de todas esas mujeres que luchan por ser oídas y pienso mucho en ellas.
Me viene a la mente la palabra “agridulce”.
Agria es la impotencia que sientes al oír situaciones que podrían ser evitadas.
Datos como que “10 mujeres al día son asesinadas” se clavan y la impunidad de muchos de los casos, duele.
La imagen de migrantes, esperando un tren que no se saben cuándo pasará, te marca.
Y todo te hace pensar: ¿yo qué puedo hacer? Por ahora, solo puedo darles voz.
También es dulce.
Dulce es la gente, la riqueza cultural de los pueblos indígenas y su naturaleza.
Una naturaleza que, por el cambio climático, está sufriendo alteraciones en las temperaturas y eso afecta a las cosechas de las que viven.
Dulces son todas las personas que me han acogido con la mirada y me han hecho sentir agradecida.
Son muchas las cosas de las que hablaría, pero me quedo con que ha sido una experiencia que me ha marcado a nivel personal, que me ha hecho ver la vida de otro modo y apreciar todo”.
Claudia