8M- Entrevista a Silvia Heredia, socia local de Manos Unidas en Honduras: “Ser mujer en Honduras significa ser inferior y no tener las mismas oportunidades”.

6/03/2025

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Silvia Heredia lleva la mitad de su vida en Honduras, comprometida con la prevención de la violencia contra la mujer y el fortalecimiento educativo con menores, mediante un programa socio-educativo llamado Paso a Paso, en la Diócesis hondureña de San Pedro Sula.

Silvia, desde hace 22 años, eres la coordinadora de Paso a Paso. Desde tu experiencia diaria, ¿cómo valoras la situación de las mujeres en la sociedad hondureña y cuál crees que puede ser su papel en el futuro?

En Latinoamérica hay un retroceso relacionado con nuestros derechos, por el avance global de la ultraderecha. En Honduras, el retroceso más riesgoso para nosotras es que, a pesar de que la figura del feminicidio existe, cada vez más, estos crímenes son nombrados como homicidios, borrando así todas las formas de desigualdad entre hombres y mujeres y la misma relación de poder.

El estado es indolente, además de inoperante, en cuanto a nosotras. El embarazo infantil es pandémico, al menos desde 2010, y ningún gobierno ha hecho nada para pararlo o prevenirlo, más bien las edades para embarazo y parto forzoso disminuyen y en este momento la iniciativa de Ley de Educación Integral de Prevención al Embarazo Adolescente en Honduras, tiene veto presidencial desde agosto de 2023.

Esto, entre muchas otras desigualdades, deja ver que nuestra situación no es la mejor. Nunca lo ha sido pese a las luchas sostenidas desde las organizaciones feministas y de la sociedad civil en pro de nuestros derechos.

¿En qué contexto, cómo y con qué objetivo nace Paso a Paso?

Se trata de un programa preventivo de trabajo socio-educativo y de desarrollo comunitario. Es una apuesta por la educación para darles la oportunidad a las chicas de no quedar embarazadas a temprana edad, de no casarse jóvenes, de cuidar y respetar la vida.

Paso a Paso no solo está centrado en la mujer, también propone una educación alternativa para que los jóvenes tengan la oportunidad de formarse y caminar en otra dirección que no sean las drogas, vender drogas, consumir drogas o por ejemplo matar, porque ser sicario es muy fácil en estos sectores y este país se ha caracterizado siempre por la violencia, por los grupos de maras, por la venta de drogas y por la delincuencia en sus barrios.

¿Cuáles son los principales campos de acción del programa?

La formación en Paso a Paso está basada en la educación liberadora propuesta por el pedagogo brasileño Paulo Freire encaminada a educar para transformar.

Este proyecto tiene cinco ejes: Educación, Feminismo, Bienes naturales, Buen trato y No violencia.

En esta ‘familia’ las mujeres colaboran en todas las tareas, odiamos el asistencialismo. Se atiende a más de 200 menores al día de entre 5 y 18 años, que realizan dos comidas en el centro; están por la mañana o por la tarde, como complemento socioeducativo a la escuela; tienen actividades educativas y lúdicas, y formamos parte de Uremu, proyecto hondureño de formación musical gratuita para que, durante la niñez, cultiven el arte y se alejen del entorno conflictivo.

En 2013, nace la Cooperativa Sueños a mano’, comenzó como grupo de costura y en la actualidad también producimos desinfectantes, productos lácteos y vendemos café. Son casi 70 mujeres descartadas del sistema laboral. Al cumplir 35 son retiradas de las maquilas —fábricas textiles— donde son explotadas desde los 18 años. Además, hay una tienda para comprar el producto básico más barato, 17 huertos solidarios, gallinas y una pequeña caja de ahorros. Los beneficios se reparten cada mes. Por muchísimos años, las mujeres hemos sido invisibles y en Honduras todavía siguen siéndolo a diferencia de otros países europeos donde existen más oportunidades. Muchas mujeres hondureñas tienen una realidad que, a veces, no les permite elegir porque a los quince años ya están embarazadas.

Las mujeres y las niñas, como vemos, están en el centro del trabajo de Paso a Paso, ¿cuál es su aportación al desarrollo de sus comunidades en una realidad tan compleja como la de San Pedro Sula?

Ser mujer en Honduras significa ser inferior y no tener las mismas oportunidades laborales que un hombre. Además, en el tema de feminicidios, las leyes no son efectivas. Si una a mujer va a poner una denuncia por maltrato familiar no le hacen caso. Esto se traduce en que muchas no denuncian y luego aparecen asesinadas.

En San Pedro Sula y en general en Honduras, muchas niñas no tienen oportunidad de ir a la escuela porque les toca cuidar de sus hermanos. A esto se le suma también la trata de menores, muchas niñas son engañadas con una vida mejor y acaban ejerciendo la prostitución en prostíbulos en otras partes del mundo, por eso digo que las leyes no cuidan y no protegen a las mujeres.

No hay voluntad política, somos la población mayoritaria en Honduras, tratadas como “una minoría” con todo lo peyorativo de esa mirada. Para que nuestro futuro y el de nuestras niñas sea medianamente digno, tenemos que seguir luchando por ser vistas, visibles, así como por nuestros derechos de todo tipo.

Sin embargo, aunque somos conscientes de que lo tenemos más difícil, ser mujer es un regalo y quiero agradecer a todas las mujeres que encontré en mi camino y mostrar mi admiración hacia las mujeres de Paso a Paso por su generosidad y capacidad de cuidar y compartir.

¿En qué valores crees que hay que educar a los niños y niñas para que afronten el reto de construir sociedades más justas y equitativas?

Yo creo que la dignidad de las personas es muy importante, es algo sagrado. En base a este principio, pretendemos crear oportunidades de autonomía, apostando para que las mujeres que son descartadas por la sociedad y por los empresarios, tengan aquí la oportunidad de ganar algo económicamente y de tener menos gastos, ya que se les apoya en la educación de sus hijos y en la nutrición. Además, educar en el respeto y el cuidado es fundamental.

Tenemos que seguir defendiendo los derechos, tenemos que luchar para que todas las mujeres los ejerzan, porque, antes que a nosotras, a otras mujeres se les arrebató la vida para que hoy podamos llegar a la universidad y tengamos mejores condiciones laborales.

Como jurado del Festival de Clipmetrajes, ¿cómo valoras esta iniciativa y por qué animarías al profesorado a participar con su clase?

Paso a Paso nace con el objetivo de educar para transformar, e iniciativas como el Festival de Clipmetrajes ofrecen al profesorado y al alumnado una gran oportunidad para reflexionar sobre los grandes desafíos a los que nos enfrentamos, y para comprometernos a la hora de buscar soluciones en común que ayuden a construir sociedades más justas e igualitarias.

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