Etiopía, protegiendo la salud de las personas más empobrecidas

12/11/2020

Comentarios: 0

En Etiopía, cuyo crecimiento económico en los últimos años ha sido más que notable, la cobertura sanitaria está limitada al 46 por ciento de la población y hay un médico por cada 56 000 habitantes.

Un hospital puede llegar a atender a más de 660 mil personas y cada centro de salud a unas 37 000. Y, aunque en los últimos 5 años el acceso a los servicios sanitarios en las zonas urbanas se ha incrementado del 59 al 71 por ciento, en las zonas rurales este aumento ha sido mínimo, debido a que los servicios médicos y hospitalarios del país se encuentran aún muy centralizados.

 

Algunos aspectos, como mejorar el acceso al agua potable en las zonas más aisladas del país, son primordiales para frenar las consecuencias de las enfermedades diarreicas en la población, garantizar la asistencia de los menores a la escuela y asegurar que los animales puedan beber todos los días, fundamental en las comunidades agrícolas y ganaderas para tener una alimentación adecuada.

El hospital Rural de Gambo

En el gran país africano, a algo menos de 250 kilómetros al sureste de Addis Abeba, se encuentra el Hospital Rural de Gambo, gestionado desde hace más de 45 años por los hermanos de La Consolata. El hospital, con el que comenzó a colaborar Manos Unidas en el año 1997, es un centro de referencia en una región en la que el acceso a la sanidad es más que precario.

La actividad diaria del Hospital de Gambo es reflejo de las múltiples carencias que presenta el sistema sanitario etíope. A las consultas externas de este centro acuden cada día 250 pacientes y cada mes se producen 300 ingresos, cuando la capacidad es de 150 camas. La mayor parte de los pacientes proceden de la zona rural, donde los ingresos anuales no superan los 250 dólares. 

Este factor, sumado a la dificultad para acceder al centro hospitalario desde las aldeas remotas y aisladas, es el motivo por el que la mayor parte de los niños y de las mujeres embarazadas que necesitan atención sanitaria, no consiguen nunca llegar al hospital.

Formación, el primer paso hacia la mejora de la salud colectiva.

Precisamente, para mejorar la atención primaria en los centros de salud, donde el personal sanitario rural no puede desempeñar correctamente su labor, sea por falta de conocimientos o por falta de medios, desde el hospital se está llevando a cabo un programa de formación de trabajadoras sanitarias rurales -principalmente en temas de salud materno-infantil y desnutrición- para que puedan atender correctamente a las mujeres en asuntos relacionados con el embarazo y el parto, y a los menores de cinco años afectados por desnutrición o por las enfermedades más comunes entre los más pequeños.

Una vez recibida la formación, serán estas mujeres las encargadas de transmitirla a la población, principalmente a las madres, aunque las actividades formativas también se hacen extensivas a los líderes comunitarios.

Manos Unidas está colaborando en la implementación de este programa de dos años de duración. Además, se ha apoyado la compra de los equipos médicos necesarios en las unidades hospitalarias maternoinfantil y pediátrico-nutricional y la renovación del mobiliario en mal estado y en la adquisición de complementos nutricionales y una pequeña parte de las medicinas.

Apoyamos proyectos que promueven el derecho a una vida sana y saludable de todos los seres humanos. La mala salud no es solo una consecuencia de la pobreza, sino que puede ser una de sus causas.

Artículos relacionados

DEJA UN COMENTARIO

Los comentarios se moderan antes de su publicación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *