Igualdad salarial y trabajo digno
17/02/2022
En todas las regiones, a las mujeres se les paga menos que a los hombres, con una brecha salarial de género estimada en un 23% a nivel mundial.
La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres. A su vez, las situaciones de pobreza acrecientan las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres.
Para garantizar que nadie se quede atrás, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abordan la necesidad de alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas (ODS 5) y promueven el trabajo decente y el crecimiento económico (ODS 8).
Las mujeres siguen teniendo en su mayoría trabajos menos lucrativos y que no permiten disfrutar de prestaciones. Ganan menos que los hombres, aun cuando soportan el enorme peso —fundamental en términos económicos— que representan el trabajo de cuidado no remunerado y el trabajo doméstico.
IGUALDAD DE REMUNERACIÓN PARA LAS MUJERES
No importa el sitio en que trabajen ni a lo que se dediquen. En todo el mundo, las mujeres ganan menos que los hombres por realizar el mismo trabajo.
¿Por qué sigue existiendo la desigualdad salarial por razón de género? En muchos países, las disparidades en la educación han comenzado a reducirse. Pero esto no basta para erradicar la discriminación por motivos de género en el mundo laboral. Todavía excluye a las mujeres de determinados trabajos y las relega a otros, que a menudo son los peores remunerados.
Encontrar un equilibrio entre el trabajo remunerado y las responsabilidades familiares conlleva muchas limitaciones. Los horarios laborales rígidos y unas licencias parentales limitadas son algunos de los factores que obligan a las mujeres a trabajar a tiempo parcial o, incluso, a abandonar el mercado laboral durante largos periodos. En algunos países, se sigue exigiendo a las mujeres que se jubilen antes que los hombres.
REPARTIR EL TRABAJO NO REMUNERADO
Con su trabajo no remunerado, las mujeres hacen una enorme contribución económica que permite suplir las carencias en materia de servicios. ¿Por qué este trabajo no se reparte ni se contabiliza?
El valor del trabajo de cocina, limpieza, cuidado infantil y atención a las personas mayores —tareas de las que dependen las economías— representa entre un 10 y un 39 por ciento del PIB. Puede pesar más en la economía de un país de lo que pesan la industria manufacturera o la del comercio.
El trabajo de cuidado no remunerado y el trabajo doméstico suplen las carencias en materia de servicios públicos e infraestructuras, y son realizados mayoritariamente por mujeres. Son una carga y una barrera injustas a la igualdad de participación en el mercado laboral y a la igualdad de remuneración. Corregir esta situación requiere cambiar las normas que marcan quiénes desempeñan dichas tareas e invertir en el trabajo decente y remunerado en el ámbito de la economía asistencial.
TRABAJO DECENTE E IGUALDAD EN LAS LEYES Y PRESTACIONES
Un número demasiado elevado de mujeres trabaja en empleos informales mal remunerados y con escasa protección de sus derechos.
La discriminación por motivos de género provoca que las mujeres se concentren de forma injusta en empleos informales, por ejemplo, como vendedoras ambulantes, trabajadoras domésticas o en la agricultura de subsistencia.
El empleo informal recibe generalmente una baja retribución. El 57% de las trabajadoras y trabajadores domésticos de todo el mundo trabajan sin límite de horas.
Las mujeres también carecen de prestaciones de protección social: del 73% de las personas que tienen un acceso parcial o nulo a pensiones, prestaciones por desempleo e, incluso, seguros de salud, la gran mayoría son mujeres. Además de ganar menos que los hombres, esta situación hace que sean más vulnerables a la pobreza.
El futuro que imaginamos para la humanidad y el planeta, depende de nuestra capacidad para aprovechar plenamente el poder y el potencial de las mujeres. Es hora de garantizar que todas las mujeres puedan prosperar y participar, entre otras formas, con un trabajo decente y digno.
Fuente: ONU Mujeres