El corto “Encadenadas” del proyecto Kuchinate, apoyado por Manos Unidas, premiado en el Papaya Young Directors 2021
21/04/2022
Papaya Young Directors es un festival donde se buscan diferentes perspectivas y se aprovechan estas diferencias para crear historias únicas a partir de ellas.
Papaya Young Directors, que este año celebrará su IX edición con un cambio de nombre y enfoque, Papaya Young Creators, es un lugar donde el talento y visión pueden crecer y ser vistos.
Aquí todas las personas son bienvenidas porque el talento está en todas partes. Es hora de cambiar el guion y dar la bienvenida a nuevas voces y nuevos talentos en el campo del cine.
Papaya Young Directors también trata de llamar la atención sobre el hecho de que el contenido de video se puede crear para múltiples plataformas y con el uso de diferentes herramientas de producción, en varios formatos y sobre diversos temas.
La creatividad puede tener muchos nombres y dimensiones, por eso, un enfoque único y original, es especialmente valorado.
Precisamente, la originalidad y calidad de las piezas presentadas por Kuchinate ha llamado la atención del jurado premiándolas en la última edición del festival.
Premio Historias de mujeres verticales – Kuchinate “Encadenadas”
Dirección: Barbora Halířová; Guión: Barbora Halířová; Animación stop motion: Vykintas Labanauskas;
Animación 2D: Barbora Halířová; Escenografía: Barbora Halířová;
Asistente de escenografía: Vykintas Labanauskas; Diseño de sonido: Dominyka Adomaityté;
Edición: Lucie Hecht; Música: David O’Brien; Paul Clarvis
Kuchinate y Manos Unidas: tejiendo futuro
En Tel-Aviv viven más de 30.000 solicitantes de asilo africanos, principalmente mujeres eritreas y sudanesas que han salido del horror de sus países para recorrer desiertos y montañas encontrándose, en su recorrido, con bandas de tráfico humano y cayendo en horrores aún mayores de los que escapaban.
Una vez en Israel la pesadilla no ha terminado. El gobierno no les concede el estatuto de refugiado, menos de un 1% lo consigue, y el resto permanece en un limbo jurídico por años, sin derecho a ningún tipo de servicio social estatal.
Las mujeres son las más vulnerables. Algunas han llegado solas y otras han sido abandonadas por sus maridos. En el entorno urbano de Tel-Aviv, las opciones de empleo para las mujeres solicitantes de asilo se limitan a la limpieza en hogares, instituciones, hoteles y el trabajo en restaurantes. Muchas han perdido su empleo a causa de la pandemia. Además, este tipo de empleo, es físicamente muy difícil para la mayoría de las mujeres de Kuchinate, muchas de las cuales sufren graves discapacidades emocionales y físicas, otras, tienen hijos enfermos en casa y no pueden dejarlos solos para ir a trabajar.
Kuchinate, que en tigriña, la lengua que se habla en Eritrea, significa ganchillo, fue fundado en el 2011 por la doctora Diddy Mymin Khan, psicóloga clínica y la hermana Azezet Kidane, Misionera Comboniana Eritrea, desarrollando este programa de apoyo que combina empoderamiento económico y ayuda psicosocial.
La organización se coordina con otras ONGs locales para proporcionar a las mujeres asistencia sanitaria y legal. Hace nueve años empezaron con 5 mujeres y hoy ya atienden a más de 300. El trabajo manual repetitivo y creativo es tremendamente terapéutico y eso repercute positivamente en la evolución de las mujeres.
En su corto “Lost home” reflejan cómo sus vidas se convierten en un ovillo deshecho después de perderlo todo y huir de su país, pero, con el apoyo de Kuchinate, comienzan a tejer, de nuevo, su futuro.
“Hoy Kuchinate es un proyecto psicosocial que trabaja para empoderar a más de 300 mujeres víctimas de las mafias de la trata de personas. Reunirse para hacer ganchillo es la mejor terapia para estas mujeres. Tejiendo y hablando enfrentan miedos y traumas y se sienten capaces de abordar lo que la vida les ponga por delante, por ellas y, sobre todo, por sus hijos”.
Alicia Vacas, Responsable de las Misioneras Combonianas para Oriente Medio y Asia