El ganador del concurso viajará a Senegal
11/04/2012
El ganador del premio del Jurado del concurso de clipmetrajes, que se dará a conocer en la gala final del 19 de abril en CaixaForum Barcelona, viajará a Senegal con Imanol Uribe y el ganador del sorteo de blogueros colaboradores. Uno de los destinos clave de este viaje es la visita a los proyectos del programa Karonghen, en Casamance. Marta Carreño, técnico del Departamento de Medios de Manos Unidas, nos explica sus impresiones de la visita que realizó en enero de 2012 para grabar junto a Antonio Galisteo un vídeo de los proyectos de desarrollo impulsados por Manos Unidas y AECID.
“Hace unos días que regresé de Senegal. ¡Ay Senegal!”
Han sido ocho días de trabajo intenso en la Casamance. Ocho días en un paraíso natural, que se se extiende por el suroeste de un país que parece darle la espalda. En la Casamance uno siente lo que es el aislamiento. Es como si esa barrera de tierra, que conforma Gambia, y que prácticamente divide en dos el territorio senegalés, fuese algo imposible de franquear. Existe un Senegal del Norte y un Senegal del Sur, y en ese Sur, apartado, empobrecido y humillado es donde hemos podido percibir la vida con los cinco sentidos. Estas son las primeras impresiones que tuve durante el viaje:
Veo gente contenta e implicada en el esfuerzo por lograr una vida mejor y que ese trabajo, paso a paso, va dando sus frutos. Familias, pueblos y comunidades enteras unidas por un objetivo común. De verdad que impresiona. Y veo un futuro que se abre camino por las pistas de tierra, por los campos cultivados y por los bosques de los manglares y del interior.
Oigo mujeres, que azada en mano, cantan mientras cultivan los huertos, bajo un sol abrasador, que marca, impasible, el paso del tiempo. Oigo el llanto de los niños en las maternidades y a los estudiantes repetir en alto las lecciones de la escuela. Y las gallinas cacareando. Y los pájaros…Y el viento que sopla y mueve las ramas de esos inmensos árboles, de enormes raíces, arraigadas, como los habitantes de La Casamance, a su tierra. Un viento y unas ramas que podrían contar la triste historia de este pueblo oprimido. Y, sentada a la orilla del río Affiniam, oigo el silencio.
Huelo el aroma de los cítricos, de la tierra mojada, de los vegetales, del mar. Y el del pescado que se seca al sol, fuente de vida para tantas personas.
Siento, también, el tacto de las manos recias, marcadas por el duro trabajo, que se estrechan en el saludo. Y el viento cuando cruzamos los manglares en piragua para visitar a los pescadores. Y ese polvo seco, que se pega a la piel y a la ropa, hasta cubrirlas de blanco. ¡Y el sudor que me gotea sin parar durante toda la jornada!
Y saboreo con gusto, con mucho gusto, todos esos productos que dan la tierra y el mar.
Todo eso es lo que están percibiendo, de primeras, mis sentidos, y me encanta.
Como tantas veces, una imagen vale más que mil palabras, lo podéis comprobar en el vídeo de mi amigo Antonio Galisteo, con quien he podido compartir estos días de trabajo, y que recoge, como siempre con maestría, un ejemplo de todo lo que hemos sentido y vivido en la Cassamance.
(Nota: el vídeo largo, el verdadero motivo de este viaje, podréis verlo cuando me visiten las musas y me inspiren para escribir un guión con el que contar todo lo que el programa Karonghen, de Manos Unidas y la AECID, ha supuesto para parte de los habitantes de la Cassamance).”
Más información y programa de la gala final del concurso de clipmetrajes del CaixaForum
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